jueves, 14 de junio de 2012

Pulgón ( Aphididae )



Aphididae (castellanizado como afídidos o áfidos) es una familia de insectoshomopteros encuadrada en el suborden Sternorrhyncha. Pequeños y de morfología poco variada, son universalmente conocidos como pulgones, pero no guardan ninguna relación con las pulgas, ni por parentesco ni por modo de vida, porque a diferencia de aquellas, los pulgones son parásitos de plantas angiospermas.
Son pequeños (no más de pocos milímetros), de colores variados, sobre todo verdes, amarillos o negros, a veces con manchas o motas, más a menudo lisos. El cuerpo es ovoidal, sin distinción patente de sus tres regiones (cabezatórax y abdomen). Pueden ser, dentro de una misma especie, ápteros (sin alas) o alados. En este caso tienen dos pares de alas membranosas, relativamente pequeñas, siempre mucho más grandes las anteriores, transparentes, dotadas de un borde de ataque engrosado y generalmente marcado por un estigma o mancha, que colocan en posturas diversas, a menudo erectas, durante el reposo.
Cuerpo blando de forma piriforme. Antenas 4 a 6 segmentadas, segmento terminal delgado. 3 ocelos. Tarsomero basal pequeño. Alas anteriores, si presentes, con una vena compuesta paralela al margen costal terminado en un terostigma; alas posteriores usualmente con una vena longitudinal y dos venas oblicuas. en reposo mantienen en techo de dos aguas. Siphunculi (cornículos) pareados sobre el abdomen.
Al final del abdomen los áfidos presentan dos sifones o cornículos, pequeños apéndices erectos de posición dorsal que apuntan hacia atrás o hacia arriba, por los que vierten sustancias u hormonas que repelen a sus depredadores naturales. También producen una secreción azucarada por el ano que les sirve para sobornar a las hormigas. Las hormigas protegen a muchas plantas de sus parásitos a cambio del néctar que reciben de nectarios extraflorales situados generalmente en las hojas. Los áfidos han desarrollado en la evolución una relación simbiótica con hormigas, que no sólo los toleran sobre las plantas, sino que los protegen de sus depredadores especializados, como las mariquitas o las crisomelas, a cambio de la secreción de sus sifones, que les sirven de alimento. También las abejas pueden recoger esa melaza e incorporarla a la composición de la miel.

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